Ya en 1261, encontramos rastros del Molino de Colagne en una transacción entre el rey de Aragón y el rey de Francia.

En 1677, el Sr. Cahuzac, cónsul de Chirac, declaró que todos los puentes de la diócesis que se extendian por el rio Colagne eran los más significativos para el comercio y se convertían en el paso de corriente entre el Languedoc y la Auvernia.

Desde entonces, el Molino de Colagne ha recorrido un largo camino y las diferentes generaciones han tenido éxito en ayudar a crecer y convertirlo en un molino de referencia para la calidad de sus harinas.

En 1917, con la familia Constans, la tradición continuó mediante la combinación de técnicas modernas y el saber hacer ancestral.

La elección de la calidad, la salud, el gusto con auténticos productos naturales y el saber hacer son hoy los valores que nos definen.

Gracias al trabajo con los molinos de piedra de silex, refinados por el método Söder, nuestras harinas conservan todas las cualidades nutritivas del germen de trigo.